sábado, 12 de julio de 2008

Detrás del Decreto Legislativo 1084


Finalmente, el poder ejecutivo estableció las cuotas individuales de pesca con el mote de límites máximos de captura por embarcación (LMCE) gracias a las facultades otorgadas por el congreso para legislar normas de adecuación al TLC. El prolegómenos para este sistema de pesca se inició formalmente el año 1999 con la propuesta diseñada por la consultora Structuring Consulting Group denominada "Fondo de Protección a la Biomasa - FOPROBI". En ese estudio de entonces, la finalidad era reducir el esfuerzo pesquero de Consumo Humano Indirecto (CHI) hasta un 30% de la capacidad de bodega financiado con el aporte de cada unidad de harina de pescado vendida; además de establecer un sistema de valores en bolsa de las capacidades de bodega excedentes denominado "Ofertas Múltiples de Adquisición u OMA" con la finalidad de ofertar el valor de las licencias que saldrían de la competencia por el recurso anchoveta. Aquel estudio de reducción del esfuerzo pesquero se fundamentaba en la publicación del experto pesquero de FAO, Jorge Csirke sobre la reducción de la pesquería de CHI en el Perú.

Desde ese tiempo hasta hoy, los grandes industriales pesqueros prepararon una estrategia sigilosa y definitiva para lograr ya no reducir el esfuerzo pesquero, sino que bajo ese pretexto, salvar las inversiones en plantas y lanchas que perdían valor debido a la disminución de la participación del recurso anchoveta frente al incremento de flota e instalaciones. ¿A quién beneficia el establecimiento de los LMCE? Definitivamente a aquellos que en los últimos años compraron flotas enteras para tener una mayor porción en la repartición de la anchoveta; de esta manera se asegura que la deuda pesquera con las financieras, la cual asciende a unos US$ 1,500 millones, pueda asegurar el honramiento de aquellas, que de otra manera, con el sistema de cuotas globales y donde la competencia es por eficiencia, era insostenible su cumplimiento. Además, con la norma dada, se asegura que cada planta de procesamiento de harina de pescado junto a su flota pesquera posea una cuota de pesca invariable respecto a los demás competidores, y por tanto el valor de venta se torna competitivo para ofertarlas y venderlas al mejor postor, que por cierto es seguro se inicie en el próximo año, ya que nadie vende cuando se está a pérdida o cuando existen problemas de abastecimiento como ocurría con la cuota global. Hay que recordar el caso de los "supermercados peruanos Wong", que un año antes de vender todo el patrimonio familiar, realizaron adquisiciones e inversiones agresivas en el fortalecimiento de sus unidades, con el único fin, negado hasta el último momento por los dueño de la compañía, de revalorizarla al máximo y ofertarla al mejor capital extranjero. Con seguridad, este es el mismo camino por el cual la industria pesquera de la anchoveta está tentada a seguir.

¿Este nuevo sistema logrará revertir la presión sobre el recurso anchoveta? Mientras no exista un ordenamiento de la anchoveta, que por cierto lo tienen el jurel, la caballa, la merluza, la pota y el atún, difícil podremos ver una verdadera reducción del esfuerzo pesquero de CHI. Además, mientras no se tome en cuenta la reducción de capacidad de planta que en la actualidad excede en un 100% a la biomasa disponible, siempre existirá la tentación de buscar por otros medios algo de recurso para procesar. Esto es como la política contra los estupefacientes, se ataca la oferta pero no la demanda, y ya sabemos cuáles son sus resultados; al final, se presiona a mediano y largo plazo la adquisición del recurso por otros medios, y como las políticas de Estado no son continuas en el tiempo, volveremos a ver con seguridad, un nuevo sobredimensionamiento de la flota pesquera de anchoveta, tal como ocurrió luego de las crisis producidas por el Fenómeno de "El Niño" de los años 1971, 1985, y después del año 2000 cuando se incrementó la flota de CHI con las denominadas "vikingas"; claro que siempre y cuando no ocurra que esta vez sí el recurso anchoveta desaparezca del todo de nuestro litoral, tal como ya sucedió con la sardina y viene sucediendo con la Merluza.

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